Uno tiene sus proyectos y sus plazos —éstos, en mi caso y si he de ser sincero, autoimpuestos—. Sus planes perfectos. Pero nunca se puede planificar todo.
Es cierto que caben holguras, cambios, sustituciones y multitud de «y si…, entonces…». Pero es imposible incluir ese artífice juguetón y escurridizo, casi etéreo, que es el azar. Y en general, cuando se trata de planes, proyectos y plazos, este es relevante cuando se nos presenta en forma de infortunio. ¡Nadie se queja de la suerte favorable!
Cuando la sucesión de contratiempos se acumula se convierten en una pesada carga que puede llegar a afectar el ánimo. Lo hace, sí. Pero unas pocas palabras de apoyo o un sencillo gracias consiguen que uno coja aire de nuevo y continúe con sus «cosas». Hasta que rompes la mano, claro. ¡La derecha!
Paciencia. ¡Cuántas veces he escuchado esta palabra este mes! Pues eso os pido. Queda mucho por hacer aún, lo sé. Y lo haré. Es una promesa ¡hecha con paciencia!
Un saludo para todos los que me habéis animado en otras ocasiones y animáis ahora también. ¡Que porras! ¡Un saludo para todos!
Hola Musicalecer, me gustaría saber si puede ayudarme con un problema con un mp3 grabado. Puede indicarme un correo de contacto para decirle o le digo por aquí, saludos.
Hola, Faby. Continuamos mediante correo-e.
¡Animo, que las piedras en el camino están allí sólo para enseñarnos! ¡Cumple una maravillosa misión, muchas gracias!
Javier Ruiz
¡Hola, Javier!
Muchas gracias por los ánimos. Lo único que lamento es que no puedo dedicar más tiempo a lo que me gusta: ayudar.
¡Me alegro un montón de saber que aún andas por aquí! Un abrazo fuerte.