Introducción al eco y la reverberación

APÉNDICES: LA PROFUNDIDAD

LA REFLEXIÓN DEL SONIDO

Una de las propiedades acústicas del sonido —de las ondas sonoras, en definitiva— es su capacidad para reflejarse y rebotar en otras direcciones cuando choca contra una superficie o un obstáculo.

Es lo que se conoce como reflexión del sonido.

T1-5-Reverberaciones

Reverberaciones

Las reflexiones del sonido son inherentes al espacio en el que se producen y propagan: dimensiones, forma, irregularidades, materiales que revisten sus superficies (paredes), objetos (obstáculos) que contiene, etc.

Podemos clasificar las reflexiones —ver «Propiedades acústicas y magnitudes» en el tema «El sonido»— según el tiempo que tardan en llegar al oído, después de haber rebotado sucesivamente en las paredes y obstáculos del lugar donde se hallan tanto la fuente emisora como el oyente, desde que escuchamos el sonido que nos llega directamente del emisor.

El cerebro percibe e interpreta (a su manera) estas mínimas fracciones de tiempo de retardo, y, gracias ello, se hace una idea (no siempre acertada) del lugar: nos sitúa en un entorno acústico concreto e intuimos su tamaño o profundidad.

Los distintos tipos de reflexión del sonido se diferencian, principalmente, por el tiempo que transcurre hasta que se producen (y se perciben) y, también, por su persistencia o duración sostenida en el tiempo:

  • Reflexiones tempranas
  • Eco
  • Reverberación
  • Ondas estacionarias
T1-5-Tipos_Reflexiones

Reflexiones sonoras

En el tema que nos ocupa, la producción musical, los tipos de reflexión del sonido más relevantes son el eco y la reverberación. (Ver sendos apéndices).

EL ECO Y LA REVERBERACIÓN EN LA PRODUCCIÓN MUSICAL

Repasado el concepto de reflexión del sonido de manera muy sucinta, apenas un simple esbozo [más información en el mencionado tema «Propiedades acústicas y magnitudes»], podemos suponer, —o intuir, al menos— que éste va a influir de manera notable en la producción musical.

Debemos tener presente que tanto sus efectos como las acciones a emprender en cada caso serán diferentes según la etapa de la producción musical en que nos encontremos. Por este motivo dedicaremos un capítulo a cada una de ellas dentro de los apéndices que tratan sobre la profundidad del sonido:

LOS PROCESADORES DE EFECTOS DE DELAY Y REVERB

En el tema que estamos iniciando nos interesa, en particular, la reflexión artificial originada por medio de aparatos específicos:

  • Procesadores de efectos de eco o Delay.
  • Procesadores de efectos de reverberación o Reverb.

Los procesadores de efectos de Delay y Reberb actuales, que pueden ser físicos (reales) o virtuales (software), funcionan como simuladores de entornos acústicos reales y permiten modificar sus parámetros para recrear, prácticamente, cualquier estancia e, incluso, diseñarla a nuestro antojo para lograr el eco y reverberación que deseamos para el tema o pista en concreto.

No obstante, para los nostálgicos, todavía encontraremos en el mercado alguno de aquellos míticos Delays de cinta y Reverbs de muelles de antaño.

Insistimos, como en los demás temas, en que nos decantaremos por los procesadores de software. Los motivos son los de siempre: precio, comodidad, versatilidad y fácil integración en el DAW que utilicemos; además, su calidad no envidia en nada, en la actualidad, a los físicos.

CONSIDERACIONES FINALES

La correcta manipulación de las reflexiones del sonido (reverberaciones y ecos) nos permite proporcionar amplitud y cuerpo al sonido. A modo de ejemplo, tiempos cortos realzan la fuente sonora y tiempos largos le aportan cuerpo. Y nada nos impide que juguemos con ambos parámetros, con sensatez.

También, consiguen que el sonido resulte agradable al oyente. Tal vez sea esa por la sensación de profundidad. [No se sabe exactamente por qué. El cerebro y el oído tienen sus propias reglas ¿Quizá nos retrotrae a la seguridad que proporcionaban las cavernas a nuestros antepasados primitivos?].

Además, nos sitúan en un espacio acústico concreto (sea real o virtual). Este debe ser uniforme, es decir, el mismo para todos los sonidos (en nuestro caso, instrumentos y voces). Suena muy raro y produce una sensación extraña en el oyente que los instrumentos suenen aparentemente en un lugar y la voz en otro diferente por haber aplicado mal las reverberaciones. [Con excepciones, claro].

Por último, una voz que haya sido grabada en un entorno seco (una sala demasiado aislada acústicamente o una cámara anecoica) y suene sin ningún tipo de eco o reverberación no resulta natural y desagrada.

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