La música. 1. Introducción: Acercamiento y motivación
El acercamiento a la música
La música nos atrae de muchas y variadas maneras; casi siempre, de un modo muy sutil. Es una seductora maravillosa. Cautiva a cada cual, buscando en lo más hondo de su ser, hasta que encuentra aquello que le conmueve, emociona y motiva. El acercamiento a la música sucede, pues, dentro de lo personal y más íntimo.
Debemos entender, como ya se menciona en el tema ‘La música es sonido’, que ocurre en un plano distinto al “simple” hecho físico de oír tan sólo porque el sonido es percibido por el sentido del oído. Sino esa escucha que impresiona al individuo en sus adentros, que le hace percibir la mágica y matemática armonía del sonido (música); y que le causa una huella imborrable.
Dicho acercamiento acontece en cualquier momento y por cualquier motivo: una melodía que nos alegraba un día triste, una canción evocadora que nos trasladaba a otros lugares, a otras épocas, a otras situaciones -infancia, adolescencia, primeros amores-; notas que nos provocan una sensación de bienestar y que deseamos volver a escuchar. Pero, además, la comprensión de que podemos encontrar esas y otras emociones en otras melodías, que pueden se las nuestras, tanto para sentirlas como para expresarlas.
Y ¿qué nos motiva?
- El simple y ‘primitivo’ placer de escucharla y SENTIR
- El deseo (o la necesidad) de expresar sentimientos y emociones
- La búsqueda de un espacio para relajarme, como medio de evasión
- Me permite relacionarme con los demás
- Amenizar las reuniones de amigos y ser “el protagonista”
- Porque me gusta bailar
- Dedicarme profesionalmente (y ¿ganar dinero?)
- Porque, de niño, me matricularon en el conservatorio o alguna escuela de música (¡afortunados!) y, al final, he llegado a amar la música
Cualquiera de los senderos que hayamos tomado o iniciado, lo que sea que nos haya motivado, son legítimos. Todos son perfectamente válidos si el resultado es la MÚSICA. La buena música, claro.
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