Introducción

APÉNDICES: LA ECUALIZACIÓN

EL ESPECTRO SONORO Y LA ECUALIZACIÓN

El espectro de frecuencias audibles para el ser humano abarca un pequeño rango que comienza alrededor de los 20 Hz. (frecuencias muy bajas, con una longitud de onda de unos ¡17 m.!) y finaliza entorno a los 20.000 Hz. (altas frecuencias, con longitudes de onda que rondan los 1,7 cm.), en algunos oídos privilegiados y jóvenes. (Ver “Características del sonido” dentro del tema titulado ‘El sonido’).

Sin embargo, el hecho de que sean audibles no implica que todas se oigan bien:

  • El oído tiene preferencia por la franja central del espectro; es decir, el cerebro se ha especializado en la zona media, tal vez porque aquí se encontraban las voces de sus semejantes y los sonidos de “peligro” asociados a los depredadores.
  • En cuanto a las frecuencias extremas es menos sensible, le cuesta más percibirlas. De hecho, necesitan un mayor nivel de intensidad sonora para que las escuchemos con la misma presencia subjetiva que las medias.
El espectro sonoro audible

El espectro sonoro audible

La ecualización es el modo [casi podríamos decir el arte] de ajustar los niveles de intensidad o volumen de las diferentes frecuencias que integran una señal de audio para igualarlas y conseguir una escucha placentera, armoniosa y lineal. [¡Así de simple!].

Es decir, trata de compensar las carencias o deficiencias de nuestro sistema auditivo, insistiendo principalmente en los extremos del espectro con la finalidad de igualar la percepción sonora en todo el espectro y obtener una sensación auditiva lineal o plana.

En resumen, y para el tema que nos interesa, sus aplicaciones en el ámbito de un estudio de grabación y producción musical serían, entre otras, las siguientes:

  • Equilibrar y distribuir las frecuencias de manera que las percibamos todas por igual, al mismo nivel. Suele materializarse, por efecto de la compensación necesaria, con un mayor refuerzo o énfasis en la zona de graves y agudos.
  • Conseguir que cada instrumento o voz suene como tiene que hacerlo, real.
  • Colocar cada uno de los instrumentos en su sitio correspondiente dentro del espectro sonoro de frecuencias.
  • Que el conjunto de instrumentos y voces se perciba bien integrado y empastado, como una unidad.
  • Minimizar la competencia entre instrumentos que ocupan un mismo rango de frecuencias para que no se “pisen” entre ellos.
  • En muchas ocasiones, también se utiliza para matizar frecuencias molestas o, incluso, eliminarlas completamente reduciendo su ganancia al mínimo.

El aparato que permite manipular el nivel de intensidad, volumen o ganancia de las distintas frecuencias es el ecualizador.

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CONSIDERACIONES INICIALES

Las frecuencias están relacionadas

Aspectos generales

Los sonidos son complejos. Una nota musical no se compone de una única frecuencia, sino de una principal (la que percibimos como nota), y otras secundarias y armónicas que proporcionan el timbre y caracterizan al instrumento o voz, lo hacen único.

  • Entre los armónicos destacan las octavas de la fundamental. (Ver “Las notas musicales y el sonido”, en el tema dedicado al sonido). La primera de las octavas no resulta difícil de percibir; las demás, más alejadas, prácticamente se intuyen.
  • A mayor distancia de la fundamental, y más difíciles de percibir, aparecen los intervalos de quintas, cuartas, terceras y otros armónicos más lejanos que apenas se aprecian y que ya son fracciones de los anteriores.

Estas relaciones se observan muy bien en un piano, mejor con la tapa abierta. Si pulsamos una nota grave con fuerza y la apagamos inmediatamente, escucharemos como vibran otras cuerdas por simpatía y resultan octavas, quintas, terceras, etcétera; incluso si las tocamos con la mano notaremos las vibraciones.

Aplicación concreta para ecualizar los graves

Los graves son muy especiales. En esta zona conviven los elementos que aportan peso a la canción: el bombo y el bajo.

Para refuerzos a bajas frecuencias (por debajo de los 200 Hz.) debemos tener en cuenta que un refuerzo leve en dos frecuencias es mejor que hacer un refuerzo grande en una sola frecuencia concreta.

Se suele utilizar el siguiente método del “doble o mitad”:

  • Lo primero que debemos hacer es elegir la frecuencia que queremos reforzar.
  • Después, en vez que hacer un refuerzo grande en ella, lo que hacemos es hacer un incremento muy leve (1 ó 2 dBs.).
  • Luego, buscamos la frecuencia mitad, si la frecuencia elegida no es demasiado baja, o la frecuencia doble si la frecuencia elegida es muy baja y subimos ahí otro decibelio.

Por ejemplo, para reforzar en los 70 Hz. podemos subir 1 dB en los 140 Hz.; o en los 100 Hz. podemos realizar ese refuerzo sobre los 50 Hz.

Conclusiones finales

En resumen, debemos tener en cuenta que

  • Modificar la frecuencia o las frecuencias en una zona afecta a la forma en que percibimos el resto.
  • Para mejorar un sonido no solo hay que insistir en su frecuencia fundamental, también hay que trabajar en donde están sus armónicos principales.

Poedemos obtener dos resultados:

  • Si lo hacemos bien, mejoraremos la percepción acústica del instrumento o voz, aportándole “viveza”.
  • Si nos equivocamos, podemos causar enmascaramiento u opacidad en otros elementos cuyas frecuencias se superponen con las que estamos alterando; o falsear el sonido real del instrumento o voz.

El volumen de escucha y las frecuencias

La sensibilidad del oído para la percepción de frecuencias varía con el nivel de intensidad o volumen de escucha:

  • Las frecuencias bajas se perciben mal o regular a volúmenes bajos. El oído necesita una sensación más intensa para apreciar los graves.
  • Si escuchamos a bajo volumen intentaremos compensar la “falta” de graves para equilibrar el sonido. Podríamos pasarnos fácilmente y, cuando escuchemos a un volumen normal, los graves sonarán muy exagerados.
  • Conviene escuchar el material a diferentes niveles para asegurar una ecualización media aceptable, aunque insistiendo en el nivel normal de escucha.

El rango útil

Cada instrumento y voz se mueve en un rango de frecuencias concreto y limitado, sea más o menos amplio.

Rango útil de frecuencias

Rango útil de frecuencias

Un piano, por ejemplo, abarca una franja más amplia que un bajo, una guitarra o una voz.

  • Hay que ceñirse al rango útil o efectivo de cada elemento.
  • Es inútil trabajar por debajo del límite de graves del instrumento o voz.
  • En la zona de agudos podemos ser más flexibles y permitirnos su extensión por lo comentado de los armónicos, que aportarán lo que se denomina “aire”.

Como curiosidad, bajo este texto se muestra un listado con los rangos de frecuencia útil de algunos de los instrumentos más habituales.

Rangos útiles

Rangos útiles

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CÓMO AFRONTAMOS LA ECUALIZACIÓN

Procede siempre mediante pequeñas variaciones o cambios y, tras cada modificación, escucha con atención y observa el resultado.

Tiende a recortar en lugar de incrementar. La pregunta clave y omnipresente es ¿en qué frecuencias debo disminuir para que esto suene mejor?

Variar la ecualización implicará, casi con toda seguridad, que tengamos que revisar el volumen general de la señal.

Apóyate en algún medidor gráfico, si es posible. (Por ejemplo, en el programa “Cubase” de Steinberg, Audio > Analizador de espectro… > Procesar (activamos “dBs” y “Frec. Log”)).

Ante todo, escucha. Dicen que la diferencia entre una canción bien ecualizada y una mala no son los aparatos empleados sino el oído y la experiencia del ingeniero de sonido. Unos buenos monitores de referencia son fundamentales. [Esto podemos aplicarlo a todos los procesos de la producción de sonido].

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Temas relacionados:

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